El testamento de Carlos Larios Santillan

Yo, Carlos Larios Santillan, en pleno uso de mis facultades mentales, declaro herederos absolutos de mi fortuna a los nietos que todavia no tengo.
No he amasado toda mi fortuna para perderla en la primera generacion. Tu, Jose Carlos, has malgastado tu vida entregandote al vicio del juego; Alejandro, en cambio, se caso y ha hecho una carrera, demostrando capacidad y talento para manejar mis empresas. Sin embargo, todavia no he visto la cuna donde pueda mecer a mis retoños.

De ti Jose Carlos no puedo esperar nada, pero a ti Alejandro, te exijo perpetuar nuestro apellido dandome un nieto que sea carne de mi carne y sangre de mi sangre. No puedo permitir que mi apellido se extinga con ustedes y este requisito deberas cumplirlo tambien tu Jose Carlos. Ojala y puedas entender algun dia que una compañera y una familia feliz son los mejores regalos que Dios puede entregarnos. La cuna de mi primer nieto sera para mi el simbolo de que no trabaje ni vivi en vano. Pero si mi semilla se pierde por culpa de mis hijos, mi esposa Catalina debera cumplir mi voluntad en el parrafo siguiente.

Mientras no se cumpla mi voluntad, tu Catalina, seras albacea de todos mis bienes. Y en caso de que mueras sin ser abuela, es mi deseo que la fortuna que hicimos juntos sea destinada a una institucion de beneficencia. Nuestras cuentas bancarias en el extranjero quedan a tu nombre, para resarcir el enorme daño que mi hijo mayor te ocasiono al dejarte casi ciega.
A mis fieles sirvientes, Melesio Caballero y Elvia Sangerman Viuda de Nuñez, se les entregara la renta a partes iguales del Edificio Shalimar, ubicado en Polanco. A Carmen Macillas Acuña, mi secretaria, le asigno el 2% de las acciones de mis laboratorios como recompensa por los años que ha laborado junto a mi.

Doy fe de lo anterior a los 8 dias del mes de Abril del año en curso.